Los asesinatos de periodistas en México, entre ellos varios en Baja California, demuestran el peligro mortal de ejercer la libertad de expresión
Ensenada, Baja California
Septiembre 08 del 2024
El 8 de septiembre, Día Internacional del Periodista, se convierte en un recordatorio doloroso de los riesgos que enfrentan los comunicadores en México, uno de los países más peligrosos para ejercer la profesión.
Hasta septiembre de 2023, al menos 47 periodistas han sido asesinados durante el actual sexenio de Andrés Manuel López Obrador, y en lo que va de este año, ya se contabilizan 7 asesinatos más, sumando 54.
En el contexto de Baja California, la situación es particularmente preocupante. Dos casos emblemáticos conmocionaron al estado en 2022: el asesinato de Margarito Martínez, un fotoperiodista que cubría la violencia en Tijuana, y Lourdes Maldonado, quien había expresado temores por su seguridad, incluso solicitando protección antes de ser asesinada.
A estas tragedias se sumó el asesinato de Francisco Javier Ortiz Franco, cofundador de Zeta, en años anteriores, así como los atentados contra las oficinas del semanario, un símbolo de la resistencia periodística frente al narcotráfico y la corrupción.
En Baja California, la prensa opera bajo una constante amenaza. El estado es conocido no solo por ser un corredor clave para el tráfico de drogas, sino también por la falta de justicia en los casos de agresiones contra periodistas. Las agresiones incluyen tanto asesinatos como atentados y amenazas constantes, un reflejo del clima de violencia generalizada que impide a muchos reporteros cubrir con libertad temas sensibles como el narcotráfico, la política local y la corrupción.
A nivel nacional, la falta de voluntad política para proteger a los periodistas y la creciente estigmatización de la prensa desde las más altas esferas del poder han alimentado una atmósfera de riesgo y hostilidad.
Según Artículo 19, cada 13 horas ocurre una agresión contra la prensa en México.
Este contexto, convierte al país en una de las naciones más peligrosas del mundo para ejercer el periodismo, con una impunidad que sigue favoreciendo a los agresores y vulnerando a quienes buscan informar.
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